J.- A LA CORDILLERA WATKINS EN GROENLANDIA EN AUTONOMÍA TOTAL (2007)

“Tras las huellas de L.R.WAGER (1935)”
“PRIMERA REPETICIÓN MUNDIAL DESDE EL FIORDO MIKYS, EN LA COSTA ESTE DE GROENLANDIA, HASTA EL MONTE GUNNBJORN EN LA CORDILLERA WATKINS

En 1931 el explorador ingles George H. Watkins desde su avión descubrió en Groenlandia la cordillera a la que dio su nombre…, en 1935 Laurence Richard Wager conquistó su cima más emblemática el monte Gunnbjorn.
Recorrido desde el Mykis al Gunnbjorn

Hasta la fecha ninguna expedición había repetido la ruta que siguió Wager hasta la Cordillera Watkins, esta zona es prácticamente desconocida para el ser humano.

Este es el objetivo de esta expedición del Grupo Militar de Alta Montaña: alcanzar el Gunnbjorn por la ruta seguida por Wager en 1935,  trescientos sesenta kilómetros de recorrido en autonomía total y por territorio virgen.
Plano de Groenlandia
Hubo una primera fase de preparación física, médica y logística. De la física se ocupo cada participante de la expedición particularmente. Pero para las áreas médica y logística se establecieron tareas según las especialidades de los componentes de la expedición.

Preparación y elección del material adecuado para la actividad, estudio de alimentación y preparación de las raciones para el total de la travesía. Instrucción del grupo para ejercer las prácticas de los diferentes estudios que debíamos desarrollar durante la actividad, etc.

Mientras realizábamos los preparativos fuimos atendiendo a los diferentes medios de comunicación que se encargarían de difundir nuestra travesía, TV Aragón , prensa autonómica y local, diferentes revistas y páginas WEB, etc. y sobre todos ellos radio Huesca que se encargo de recibir nuestras crónicas, casi diarias, desde Groenlandia.

Tras un par de meses de preparativos, embalajes, reconocimientos médicos, e instruirnos debidamente sobre los estudios que debíamos realizar… estábamos preparados para nuestra partida.

Volamos con escalas desde Madrid, Barajas, hasta el pueblecito de pescadores de Issafjordur sitiado en la punta NW de Islandia.

Aeropuerto de Issafjordur

La toma de tierra en el aeropuerto de Issafjordur ya fue de por sí emocionante ya que la pista de aterrizaje se encuentra en una pequeña isla unida al pueblo por una pequeña lengua de tierra.


                                               Issafjordur
El paraje es sin duda alguna espectacular, con casas de madera de diferentes colores, pequeños barcos de pesca y el puerto pesquero. Por lo demás un pueblecito tranquilo al igual que sus gentes.
El Aurora "nuestro" barquito"
Nos acomodamos en una casa de huéspedes y fuimos directamente al puerto a ver el barco que nos llevaría desde allí hasta el fiordo Mykis en Groenlandia…, en un principio tan solo veíamos grandes pesqueros hasta que localizamos entre ellos a nuestro “Aurora”, un palo mayor y 18 metros de eslora.
Puerto de Issafjordur.

Todos nosotros éramos de “tierra” y tan solo Jorge nuestro médico tenía algo de experiencia en lo de embarcarse…, así que a confiar ciegamente en el Aurora y su capitán.

El día anterior a embarcar nos ocupamos de los últimos detalles de la carga y equipos. Ya tenemos los trineos
Preparando y comprobando los equipos en una nave del puerto..
A la mañana siguiente trasladamos los bultos hasta el lugar de amarre del Aurora y procedimos a su carga. Ahora nos tocaba atravesar el Estrecho de Dinamarca.
                           Antes de embarcar...el Aurora detrás.
Nos adentramos en el océano y la tierra cada vez se ve más lejana, afortunadamente el mar está tranquilo y de momento nos quedamos en cubierta disfrutando del paisaje.
En el Aurora disfrutando de a travesía.

En el interior, el camarote del capitán y la tripulación están en la popa y los nuestros en la proa, en media la cocina-comedor.
                                 Nuestra litera en el Aurora.
Nos quedamos sorprendidos al ver la olla en un soporte oscilante balanceándose sobre la cocinilla con el movimiento de las olas.
La mar se empieza a complicar.
El mar se está complicando y cuando llega la hora de dormir el aurora está “saltando” literalmente sobre las olas. Ya os digo que no fue agradable y que lo de los mareos de las películas es verdad. Alguno tuvimos que pasar por el wc a vomitar y algún que otro varias veces. Las literas que ocupábamos dan el ancho del cuerpo y van atadas con cuerdas en la parte exterior para evitar que te salgas de ella en alguno de los vaivenes del barco. Al lado nuestro nuestros equipaje personal y alguno de los bidones de carga.

Después de la tormenta llega la calma... y el solecito

Según se acerca el día la calma va retornando al mar y amanece un día estupendo. Después de desayunar subimos a cubierta convenientemente pertrechados con nuestros chalecos salvavidas y una cinta de seguridad que siempre llevamos “mosquetoneada” a las sirgas que recorren la cubierta del barco.


Vemos los primeros icebergs sobre las aguas…que maravilla, que bonitas formas y que blancura en el hielo que lo forman.

Icebergs.
Ya vemos Groenlandia y nos adentramos en el fiordo Mykis, pasando junto a enormes bloques de hielo flotante, hasta casi su final, y digo casi porque el Aurora encalló a unos cientos de metros de la orilla.


                             Llegando a la costa de Groenlandia.
El capitán, un hombre tranquilo y de pocas palabras, no se muestra preocupado y manda bajar la pequeña zodiac al agua, procediendo a la descarga, en varios viajes, de nuestro material en la orilla ¡¡¡cubierta de flores de color rosa fuerte y musgo...por eso la bautizaron los vikingos como la Tierra Verde!!!


                           Flor entre el musgo a la orilla del mar.


                   Desembarcando en el fiordo...comienza la aventura

Por último desembarcamos nosotros, ahora nos toca…comienza la aventura.

                                     Nuestro campamento.

Montamos nuestro campamento compuesto por las dos tiendas de nuestro equipo más otra que montan los ingleses.


      Uno de los porteos hasta el glaciar.

            Equipo de otro de los porteos.
          Campamento sobre hielo negro.
Acto seguido empezamos a preparar los bultos que hemos de portear hasta el glaciar, son varios los kilómetros de tierra y piedra que hemos de atravesar hasta llegar a la lengua del glaciar del lago Sodalem. Las mochilas a tope de material, esquís y botas de travesía, cuerdas, sacos de dormir, esterillas… etc. y alimento en un primer viaje, un segundo viaje con el combustible la comida y las pulkas a la espalda…más la escopeta anti-osos, obligatoria de llevar.
                                                 Paisaje al atardecer.
Tenemos que hacer varios altos en el itinerario para descansar debido al peso…pero la ilusión que tenemos compensa el esfuerzo.

Aun nos queda un trecho, y otro porteo a la espalda, para alcanzar el glaciar Christian IV que es donde por fin podremos hacer usar nuestras pulkas de arrastre, trineos.

El hielo es negro y salpicado de pequeñas piedras y arena.

Después de unas duras jornadas de porteo por fin cargamos todo nuestro material individual y colectivo en nuestras pulkas…que descanso…al principio porque cuando llevamos unas horas arrastrándolas tenemos la sensación de llevar a un niño, bastante gordito, pegándonos pequeños tirones de nuestra cintura. Aparte de la pulka que va sobre el hielo y que va cerrada en su parte superior con una lona y su correspondiente cremallera, llevamos la mochila a la espalda con material de escalada, la comida y bebida del día, agua derretida la noche anterior, y el equipo básico. Aparte de las cámaras de fotografía y la de filmar.

No hay noche y perdemos pronto la noción del tiempo y del espacio pues el horizonte es tan amplio y el aire tan limpio que no calculamos bien las distancias y lo que parece a la alcance de la mano se haya a varios kilómetros de distancia.

                              Un descansito para reponer fuerzas.
Atravesamos por zonas llanas salpicadas a los lados por las características montañas puntiagudas del lugar. Caminamos 10, 11 u 12 horas apenas parando para tomar algún bocado. Queremos aprovechar el buen tiempo que tenemos y avanzar lo más rápido posible… no vemos a los ingleses desde hace unos días.
               Campamento y … a secar pieles, ropa, calzado, etc.
Aprovechamos los pequeños arroyos que encontramos para montarlas tiendas para pernoctar y así aprovisionarnos de agua evitándonos el trabajo de tener que derretir el hielo.
                             Y con la madrugada en marcha...
...trazando nuestras huellas en un paisaje totalmente inmaculado.
Comemos sobre la marcha sentados sobre nuestras pulkas y continuamos sin dilación hacia nuestra próxima parada que será…cuando ya no podamos más ese día.
             Un alto, al fondo los picos característicos de esta tierra.
Estamos sorprendidos con la temperatura que hace y que en los tramos en los cuales el terreno lo permite hace que carguemos en los trineos los esquís y las botas de travesía y avancemos por el duro hielo con botas e incluso zapatillas de deporte.

Nos estamos acostumbrando ya a dormir con claridad, el cansancio lo puede todo.
                              En un descanso...mirando el horizonte y el...
El día da para todo pensar en nuestras familias, amigos, en la vida en suma…un paso detrás de otro y un día tras otro.
 ... paisaje.

Las pulkas van sufriendo golpes y aparecen las primeras grietas en las bases de ellas, vamos reparándolas sobre la marcha con bridas de buen tamaño y alambre…por lo menos no hemos visto ningún oso.

Las zonas de grietas cada vez son más frecuentes pero no impiden nuestro avance a pesar de que hay algún día que progresamos apenas tres kilómetros en nueve horas de marcha.
                                        Secando el material.
Un día cualquiera, aquí todos son iguales, la misma luz, los mismos horizontes, las mismas grietas; descendemos una buena y larga pendiente de hielo para encontrarnos metidos en un gran llano sembrado de penitentes y surcado por mil y un arroyos, provocados por el deshielo, que vamos sorteando con toda la voluntad del mundo porque enfrente de nosotros ya vemos nuestro objetivo el monte Gunnbjorn. Lo tenemos a apenas veinticuatro o veinticinco kilómetros…un día de marcha si todo va bien.
                 Zona de penitentes...el Gunnbjorn frente a nosotros.
Los arroyos cada vez son más amplios entre orilla y orilla. Hasta que damos con la madre de todas las corrientes, un corte en el hielo con varios metros de fondo por donde discurre una fuerte corriente de agua cristalina con un tono azulado proporcionado por la luz y el hielo de las paredes que la rodean.
                                Salvando un cruce de arroyos.
Como aun nos quedan varias horas de actividad buscamos un paso a lo largo del canal primero en dirección E… tras varias horas de travesía no damos con el paso y optamos por plantar las tiendas para pernoctar. Mañana será otro día y cambiaremos la dirección para dirigirnos hacia el W siguiendo el corte del gran rio de agua que nos impide el paso a la otra orilla.
Un sumidero en plena llanura se "traga" uno de los arroyos que encontramos.
No perdemos la esperanza, seguimos luchando contra cientos de arroyos, grietas, penitentes y seracs a la vista del Gunnbjorn.
                                               Buscando el paso.
Vamos a continuar tres días más buscando un paso…que no encontramos. Los víveres son los justos para regresar y hay que tomar la decisión que ninguno de nosotros quería…parar y volver a la costa. Incluso hemos agotado los días que teníamos de seguridad.
                    No hay manera de atravesar a la otra orilla...
                                   "Esto" es lo que nos lo impide
Todos estamos en perfectas condiciones físicas pero no morales pues ha sido un “palo” para todos los componentes del grupo el dar la vuelta sin conseguir nuestro objetivo.

No queda otra regresamos. Le damos la espalda al Gunnbjorn.
                                              Regresamos
El camino de regreso, se hace largo y no hablamos mucho la verdad sea dicha. Otra vez las mismas grietas, las interminable llanuras, el hielo duro negro, los mismos peligros que a la ida…pero con mas cansancio en nuestros cuerpos.
            Desde este lugar comunicamos que regresábamos a la costa.
Itinerario de vuelta.
Un día tras otro y así hasta llegar al fiordo de Mykis, donde encontramos a los ingleses, no los habíamos visto desde el segundo día y es que uno de ellos tuvo una caída en una grieta y se daño un brazo obligándoles este percance a regresar al campo base junto a la orilla del mar.
                                       Itinerario de vuelta
                                       

                                      ¡¡Ya llegamos al mar!!
                                     ...y a nuestro campamento.
Hemos perdido mucho peso así que antes de hacer nada sacamos una gran olla que llevamos los ingleses y mezclamos en ella latas ya cocinadas de judías, garbanzos y lentejas con su choricillo, su tocinito y demás y la ponemos a calentar, entre tanto damos cuenta de un vino de rioja y unos embutidos que guardamos para la ocasión.

Después de la comida-cena a recoger todo el material excepto el de pernocta ya que el Aurora atracaría a la mañana del día siguiente en el fiordo Mykis para recogernos.

Es la última noche en Groenlandia y tengo el labio inferior como una morcilla, que se agrieta y me produce un dolor bastante fuerte al abrir la boca…son gajes del oficio.
Con los bultos y la basura, de todos los días de la expedición, esperando que nos recojan. 
                                   Vienen a por nosotros...por fin.
El Aurora llega más tarde de lo previsto, hay mucha niebla en el fiordo. Por fin aparece entre ella la pequeña zodiac, y otra de arrastre, que nos llevaran al barco en varios viajes de materiales y personal.
                              Despidiéndome de Groenlandia.
Tomo un trozo de hielo en mis manos y me despido de la Tierra Verde… de Groenlandia sé que nunca más regresare a ella.

                                 Vemos al Aurora entre la niebla
El capitán nos obsequia con una cerveza, luego serian varias, y bacalao seco como bienvenida a bordo y sin más ponemos rumbo a Islandia.
El mar nos obsequia con unas espectaculares vistas con iceberg que van surgiendo de la densa niebla como si de blancos fantasmas se tratara. Me invade ahora una gran sensación de calma porque sé que hemos hecho todo lo posible. No siempre salen las cosas como uno las sueña.

Vemos la montaña que tapa la entrada a Issafjordur y llegamos al puerto en una tarde oscura, con viento y aguanieve.
                                  Nuestra llegada a Issafjordur
Nos alojamos en el mismo lugar que a la ida, preparamos todo el material para su traslado a España y salimos a cenar al pueblo.

Al llegar a Reikiavik, nos alojamos en un colegio mayor, con baños y duchas compartidas, que es lo que nos han conseguido los de la agencia de viajes.
                                       Un premio en Reikiavik.
              
                                         Con mi amigo el troll.
                                   Y en las cascadas de Dettifoss.
Pasamos dos días en la capital de Islandia visitando sus calles, así como las cascadas y geiseres de los alrededores ,en espera de nuestro vuelo de regreso a España y se término la historia…podía haberme extendido mucho más en el relato pues hemos dejado atrás veintidós días pasando grietas, vadeando y cruzando lagos y arroyos, unos helados y otros con tremenda corriente, hemos recorrido más de 360 km y salvado un desnivel positivo de más de cinco mil metros en un territorio prácticamente inexplorado y a tan solo 25 km de nuestro objetivo nos vimos obligados a renunciar a nuestra meta debido al deshielo de uno de los mayores glaciares de Groenlandia : el Christian IV.

Por último comentaros que durante esta expedición se desarrollaron trabajos en colaboración con:

El Centro de Medicina del Deporte del Gobierno de Aragón: 

“Comportamiento del cuerpo en condiciones extremas”
La Universidad de Zaragoza 
Grupo de Tecnologías en Entornos Hostiles:
“Electroconductividad de la nieve aplicada a los ARVAS”

La Brigada de Cazadores de Montaña “Aragón I”.
“Alimentación en climas fríos”

Desde este blog quiero dar las gracias a mis compañeros, Alfonso Juez, Alberto Ayora, José Antonio Chaín, y Jorge Palop, por la aventura vivida junto a ellos. Como dijo Alfonso Juez para la prensa "un grupo veterano, unido y trabajando en equipo para lograr un objetivo"... que no se dejo vencer.


“El infinito esta veinte pasos por delante del que abre huella y lo imposible dos pasos por delante de uno mismo”
F.G.P