EL GRUPO EN LA CIMA DEL MONT BLANC
La preparación en su base fue similar a la que
hicimos para la expedición al Alto Atlas de Marruecos, aunque se insistió algo más en que el personal participante
fuera bien preparado físicamente, también ensayamos técnicas de rescate en
grietas, programando una salida a la zona del Grand Vignemale para recorrer
toda la crestería.
En la salida preparatoria que hicimos al Vignemale, comprobamos que la puntualidad no era el punto fuerte del personal, ya que a la hora fijada para la actividad tan solo había tres personas preparadas para la marcha, el resto aun se estaban peleando con el equipo o haciendo la mochila o incluso lavándose los dientes.
En la salida preparatoria que hicimos al Vignemale, comprobamos que la puntualidad no era el punto fuerte del personal, ya que a la hora fijada para la actividad tan solo había tres personas preparadas para la marcha, el resto aun se estaban peleando con el equipo o haciendo la mochila o incluso lavándose los dientes.
En cuanto a la alimentación los menús eran parecidos
al año anterior aunque en esta ocasión al estar alojados en campings cercanos a los pueblos, Chamonix y Zermatt,
dejamos algunas comidas y cenas programadas para realizarlas por libre.
Y llego el día de la marcha, el 02 de Agosto, el esperado por unos y otros. A las 04,00
horas nos encontrábamos la mayoría con nuestras mochilas y equipajes cargados y
esperando al que siempre se retrasa, en estos casos siempre hay uno… es lo que
hay.
Como el año pasado besos, abrazos, adioses y… a la
furgoneta con música de “Los Centollos” para amenizar: “Ese toro enamorado de
la luna…” “El milagro de San Antonio y los pajaritos”…vamos lo que se dice los
grandes éxitos del grupo.
El viaje, a pesar de los turnos de conducción, se
hace largo y pesado aunque con las paradas que realizamos en las áreas de
servicio y un poco de buen humor lo llevamos más o menos bien. La ruta a
seguir: Jaca-Pau-Carcasona-Montpelier-Zermatt. En la frontera de Francia con
Suiza la policía manda a estacionar al conductor de una de nuestras, este tras
un sonoro “mussaass gracias y guenos días” continuo autopista adelante como si
la fiesta no fuera con él.
Optamos por parar a cenar en un área de descanso, y
casi por quedarnos a dormir, pero al final decidimos continuar hasta llegar a
Tasch tras 18 horas y 30 minutos de viaje donde llegamos a las 22,30 horas.
Noche guerrillera en la furgoneta, malas posturas, torticolis, dolores y un
profundo olor a “interior”, como lo define Nemesio. Tampoco son demasiadas
molestias.
Alberto ha optado por dormir a la intemperie, como
el año pasado en Algeciras, mientras que Lali ha elegido como opción tirarse
encima de las mochilas. Por la mañana estiramientos y recomposición de nuestra
anatomías. Mientras en el fondo del valle y entre nubes asoma la silueta del
Breithorn, al que, con su forma de merengue, acarician los rayos dl primer sol
de la mañana.
Buscar cambio para los carritos, enterarnos del
horario de los trenes, el transporte de nuestros bidones y pertrechos hasta el
andén fueron nuestras actividades antes de embarcar nuestras “miserias” en el
carísimo “trenecito-atracador” que nos
conduce hasta Zermatt en apenas 15´minutos. Ya en la estación de Zermatt una
señora entra en estado de catalepsia observando las botas de Cantabrana (Rana
para los amigos) y comprobar que están adornadas con unas bonitas y grandes
plumas de buitre, tal cual las botas de siete leguas del famoso cuento.
En la estación, búsqueda de información sobre
posibles zonas de acampada o campings. No hay problema tan solo hay uno en el
pueblo.
La estación de ferrocarril está situada en el medio
de Zermatt, la puerta de entrada/salida da a una coqueta plaza con edificios de madera de
color claro y balcones adornados con multitud de macetas de geranios de color
rojo, en el centro de la plaza coches tirados por caballos y pequeños autobuses
eléctricos esperan a los viajeros para acercarlos hasta sus hoteles. En los
bajos de los edificios aparecen los primeros comercios que dan paso a la Calle
Mayor donde todo el “vending” gira en torno al Cervino: gorras, camisetas,
llaveros, cuadros, postales cucharitas, pines…etc.
Las casas, como tope de 4 pisos de altura, están
acabadas en maderas de diferentes tonos y flores, muchas flores, en los
balcones y jardines: amarillas, rojas, azules, violetas, mucho colorido en un
entorno muy bien cuidado en el que da la sensación de que siempre será primavera.
En el centro del pueblo y junto a la iglesia se
encuentra el cementerio, sin vallas, invitando a los turistas a visitarlo. Hay
que ver lo sería que es la montaña cuando se trata de cobrarse su tributo, en
el cementerio se encuentran las sepulturas de personajes que hoy en día son
leyenda en el mundo del alpinismo y junto a ellas otras tumbas de montañeros de
diferentes nacionalidades y edades que en su día, mal día, tuvieron la suerte
de espaldas.
¿Y el camping? bueno pues deciros que está situado en
la parte baja del pueblo, a escasos cinco minutos de la plaza, que es una
pequeña zona de césped en ligera
pendiente, junto a las vías del
tren y donde caben aproximadamente una cincuentena de tiendas. Los servicios
del camping son particularmente curiosos, no son nada higiénicos, tratándose de
Suiza, y tienen la particularidad de que las duchas no tienen cortinas y la
ventana que da al exterior, a plena calle, está siempre abierta de manera que
los vecinos y paseantes pueden disfrutar sin recato alguno de visionar de manera gratuita nuestros “bien
formados cuerpos de montañeros de elite”. La que más disfrutaba era la dueña
del camping que se pasaba la mayor parte del día “revoloteando” alrededor de
las duchas.
Al llegar al camping, montaje de tiendas, repartir
las bolsas de desayunos (se hizo mal y a partir de ese día tuvimos que ir
recomponiendo las raciones de los demás días) Miguel Angel P. (Meñé) al poco
rato de llegar al camping comenzó a encontrarse mal, pero tras unas horas y
bajo los cuidados de nuestro doctor comenzó a librarse de las garras de “Doña
Cagueras”. Este año ha tenido más suerte que el año pasado en Marruecos.
Por la tarde, tras un paseo por el pueblo, cena
contemplando la fabulosa estampa del Cervino al atardecer y luego a dormir.
El día 4 tenemos nuestro primer test de altura, a
las 06,45 salimos del camping en dirección al teleférico del Klein-Matherhhon,
a algún miembro del grupo le toca ir de carreras pero conseguimos coger la
primera cabina a las 07,00 horas. El teleférico nos va a situar a una altitud
de 3.820 metros.
EL BREITHORN
El día es espectacular, la temperatura fresca pero llevadera
para andar. Nos encordamos y con paso muy tranquilo, cruzando las pistas de la
estación de esquí, en dirección al Breithorn Pass desde donde iniciamos el
ascenso hacia nuestro primer cuatro mil. Alcanzamos la cima sin dificultad.
Roberto C, el “Veterano Climbing” se encarga de bautizar a los componentes del
grupo que se estrenan en los “4000”: Maria G., Javier G., Rafael G., Cristóbal,
Nemesio, Cantabrana, Roberto A. “el Doc” y Luis S., son las diez de la mañana y
tras la ceremonia, con bolazo de nieve incluido, iniciamos el descenso.
EN LA CIMA DEL BREITHORN CON EL CERVINO AL FONDO
Alcanzamos el Breithorn Pass y nos dirigimos a una
pequeña cota situada al S de las pistas de esquí, hace calor y algunas jaquecas
“aconsejan” que bajemos ya. Alberto B.
se pone malito y se va a “escribir
detrás de una piedra. Durante la ascensión al Breithorn nos encontramos y cruzamos con personal de lo
más variado algunos ataviados con ropas nada convenientes para este medio, pero
el trofeo se lo llevo un nipón muy bajito ataviado con un pantalón corto, en el
parecía largo, de grandes cuadros acompañado por unas gruesas medias de color
marrón oscuro. Lo bautizamos rápidamente con el nombre del personaje del año:
El Tamagochi.
En el pueblo invitación a cervecita por parte de “los bautizados”.
Después de la ducha y de cenar, copita de cava y alocución por parte del más
veterano de los bautizados, el señor Rafael G.
EL GRUPO DE LOS BAUTIZADOS EN EL BREITHORN
El día 5 con una buena mochila a la espalda, donde
aparte de lo normal porteábamos la tienda, el saco de dormir, las cuerdas, el material de escalada y comida para dos
días, iniciamos el movimiento hacia el segundo objetivo de nuestra expedición:
El Monte Rosa.
EN EL GLACIAR GORNER
En la plaza de Zermatt se encuentra la salida del
tren cremallera que cogemos con destino Rotemboden a 2.815 metros de altitud.
Abandonamos el tren y atravesamos el glaciar de Gorner para descender hasta la
zona de vivac, desde allí vemos las cimas de: Breithorn, Pollux o Polluce, Roca
Negra, Castor y Liskam y como no nuestra meta la Punta Dufour de Monte Rosa con
4634 mts de altitud.
Tras un rodeo buscando el mejor lugar para montar
las tiendas nos instalamos a unos 2850 metros por encima del refugio de Monte
Rosa en la zona denominada Unt Plattie. Despues cena, conversación y contemplación del atardecer con el glaciar
y el Cervino como fondo. Hielos de tonos grises, azules,blancos y una extraña
calma.
A la 01,30 horas, apenas sin dormir, nos ponemos en
marcha no sin antes haber titubeado sobre la conveniencia de salir o no ya que
una buena tormenta eléctrica se está dejando ver y oír no muy lejos de
nosotros. Al poco de salir decidimos volver y meternos de nuevo en el saco de
dormir. Decisión correcta. Al poco tiempo vemos a los grupos que han salido del
refugio dar la vuelta y retornar a él. La suerte no acompañó en esta ocasión.
Alberto, nos comentan las malas lenguas, ha tratado
de meter el contenido de un sobre de dos raciones de pasta y verduras en una taza…creemos que aún está tratando de
separar la cuchara del recipiente pues han formado un solo cuerpo y por lo que
se comenta bastante compacto.
Meñé se ha recuperado muy bien y va como una moto.
Desmontamos las tiendas, recogemos los bártulos
y nos encaminamos a las paradas del
tren, más o menos tristes pero no cabreados. Al llegar al camping nos
reunimos tras comprobar la meteo y
optamos por suspender la actividad programada para los siguientes días: el Dom
queda descartado, anulamos la reserva que teníamos en el refugio. Elegimos el
Castor de 4221 metros de altitud como sustituto.
Estando cenando, más o menos en silencio, se produce
un enorme estruendo al que siguen dos palabras: con perdón, no voy a contar
quien fue… A dormir… el metano nos invade.
Con la idea de tomar el primer teleférico al Kleim,
salimos del camping atravesando el pueblo, al llegar a las taquillas ya había
algunos esquiadores haciendo cola. Al cabo de unos minutos unos cincuenta críos
entran en cola, nosotros esperamos a los de nuestro grupo que vienen con
retraso, y nos hacen perder un tiempo que luego echaríamos de menos. Al llegar
arriba entramos todo el grupo en el WC con la misma moneda de un franco, es lo
que vale utilizar el baño. Acabada la visita, nos ponemos el equipo, organizamos
las cordadas y emprendemos la marcha hacia el Breithorn Pass con dirección al
Castor. Caminamos por terreno glaciar y atravesamos algunas grietas que se
cruzan en nuestro itinerario sobresaliendo una de ellas por su gran tamaño y
profundidad. La progresión es lenta pero segura. Tras descender un rato,
llaneamos pasando bajo el Pollux y el Roca Negra y llegamos bajo la pendiente
que da acceso al Castor. Comenzamos a ascender hasta situarnos bajo la arista
cimera, a la que accedemos tras franquear un bonito tramo de unos 10 metros de
hielo.
EN LA CIMA DEL CASTOR
Pasada esta dificultad alcanzamos la cima del Castor sin ningún percance digno de reseñar. Salvo que caminamos por la arista entre las nubes que nos ocultaban el vacío de la ladera norte del Castor. Para descender metemos unos tornillos de hielo y montamos un rapel para salvar el tramo de hielo. La niebla se echa encima y nos hace perder demasiado nivel hacia la vertiente italiana, rectificamos. Nos cuesta perder más tiempo del que ya llevábamos perdido.
CON MARIA G. DESCENDIENDO EL CASTOR
La niebla
se despeja y aparece el calor, demasiado calor. Roberto C. engancha un
“pajarón” de muy señor mío y nos ponemos a caminar a su paso. La cordada de
Dámaso P, Javier G y Nemesio van por delante. Empiezo a pensar que no llegamos
a tiempo de tomar el teleférico para bajar a Zermatt, ya me veo durmiendo en la
puerta de acceso al mismo. Apurados de tiempo
llegamos justo, justo para
descender en la cabina…tanto agobiarnos y nos cuelan por delante un grupo de
religiosos indús que custodian a un
señor mayor que nos cuentan que para ellos es como el Papa de la India. Media
hora más tarde, por fin, conseguimos empezar a bajar. Comienza una tormenta con
aire y gran aparato eléctrico que supone que el teleférico pare varias veces.
Con paciencia y resignación llegamos a Zermatt a las 19,00 horas. Ducha rápida
y salida a comprar cervezas, Maria G. debe de pagar nuestro silencio. Cuestión
de chantaje simplemente. Tras unos jijis y jajas y varias Franciscaner volvemos
a estar contentos. Después a cenar y a la cama.
EL PAPA DE LA INDIA
El día 8 de Agosto nos trasladamos a Chamonix. Nos
encontramos con Laura G a la entrada de la ciudad, tras los correspondientes
saludos nos dirigimos a L´Ille des Barrats que es el camping que hemos elegido
para estos días. No teníamos nada reservado y estaba a tope, gracias a que los
encargados conocían a Lali nos ofrecen
ocupar el único lugar disponible. Montamos las tiendas y salimos a cenar a
Chamonix. A los postres nuestro querido Doc Roberto le llena el helado de
Alberto de patatas fritas mientras esta ha ido a buscar algo al mostrador.
Alberto se sienta y lo toma con deleite, lo paladea y se recrea en la jugada
ante el regocijo de los demás. Antes muerto que sencillo.
Después de cenar nos vamos al Balawi a tomar unas
cervezas y echar unas partidas al billar y al futbolín.
¡¡ Chamonix
que bonito lugar!!...encerrada en el valle, rodeada de grandes alturas a
izquierda y derecha, adornada por glaciares preciosos en sus formas y colores y custodiada por el Mont
Blanc … que más se puede pedir. Aun sin estar a la altura de Zermatt, sus
chalets están cuidados y adornados con
plantas, el centro del pueblo tiene igual de vida que cualquiera de los de
España en época estival y el ambiente de montaña se respira por doquier. ¡¡
Volveré!!
El día 9 de Agosto tomamos el tren cremallera que
lleva al Mer de Glace, habíamos decidido hacer una práctica con de piolet y
crampón, como daban buen tiempo yo por
mi parte había decidido holgazanear un poco y ejercer ese día de reportero
gráfico. Quien iba a decirnos que el día de juegos se iba a convertir en el día más triste de todo el viaje.
CON MEÑE BAJANDO A LA MER DE GLACE
Llevábamos apenas media hora practicando las
diferentes técnicas de progresión con crampón y piolet cuando Maria G. resbala
por un pequeño muro y cae sobre una piedra de pequeño tamaño, se ha lastimado
en una pierna. Antonio la saca sobre sus espaldas de la grieta donde nos
encontrábamos, el Doc la reconoce y observa que hay fractura. Subimos a la
estación de tren y avisamos al helicóptero de rescate. Para el personal ha sido
un palo ya que todo el grupo siente un gran cariño por Maria G.
MARIA G. PRACTICANDO ANTES DEL ACCIDENTE
El helicóptero entró al valle, bajo el médico con la férula y la camilla,
rápidamente la evacuaron al Hospital “Mont Blanc” de Chamonix donde la
intervienen sobre las 18,00 horas, a las 21,00 voy a visitarla y la encuentro
bastante animada, posiblemente más que yo. Regreso al camping a dar la noticia de que todo ha salido bien.
EL HELICOPTERO DE RESCATE TOMANDO TIERRA
Reorganizamos la comida, cenamos y a dormir.
Día 10 de Agosto, aun con el disgusto de ayer
encima, hoy vamos a realizar la actividad prevista: el Tacull.
A las 05,00 horas sale un primer grupo hacia la
telecabina de la Aiguille du Midi, tienen que solucionar un problema con la
reserva de plazas.
"ARISTITA" SALIENDO DE L´AIGUILLE DU MIDI
El resto salimos a las 07,00 horas y subimos a la Aiguille en el viaje número 11. Nos
encordamos en la Cueva de Hielo y bajamos por la arista que desciende hasta el
Valle Blanco. Esto parece el rastro de Madrid en domingo, hay cantidad de gente:
paseando unos, escalando otros… Una enorme hilera de personas en dirección al
Tacull nos marca el camino. Ascensión fácil hasta el primer, y último, obstáculo:
una rimaya con su correspondiente grieta. Parece ser que asusta bastante porque
hay un tapón de gente. Nos ponemos en la cola. Lali se enfada con una cordada
de franceses que se quieren colar. Palabras duras salen de la boca de un sherpa
de su categoría. Los franceses se esperan.
ROBERTO C. EN LA GRIETA DEL TACULL
Tras pasar la grieta progresamos sin novedad hasta alcanzar la zona rocosa que da acceso a la cima. En la cima tanto frio como personas o sea mucho de ambos. Tras las fotografías de rigor iniciamos el descenso.
Alcanzamos la grieta y de nuevo a hacer cola para
pasarla. Observamos que se ha caído algo de nieve y que ahora hay que dar un
pequeño salto, de arriba hacia abajo, para pasarla. Un grupo de Madrid está
montando el número. Lali pone orden. Llega un guía francés con su grupo, se quiere colar y se organiza una pequeña
revuelta. El guía se larga a buscar otro paso. ¡¡ La masa es poderosa!! Nuestro
grupo pasa el obstáculo con rapidez. Hoy vamos muy bien de horario. Llegamos a
la Aiguille de Midi. Hay turistas que nos piden posar con nosotros, Antonio N.
se hace una instantánea con una negrita que era la primera vez que veía, y
tocaba, hielo. A medio día la zona del teleférico de l´Aiguille de Midi está
abarrotada de personas. Llamo a Meñé y nos largamos los dos hacia abajo en la
primera cabina en que podemos meternos.
Vamos al hospital a visitar a Maria G. en grupos
pequeños, de dos o tres, la acompaña en la habitación una muchacha checa que
resbalo pendiente abajo al asustarse por un desprendimiento de rocas. Al entrar
Dámaso P y yo Maria le explica quiénes somos y la checa comienza a reírse. Nos
tememos que no les ha contado nada bueno de nosotros. Investigaremos.
EN EL BALAWI DE CHAMONIX
Tras pasar todos por el hospital nos reunimos y nos
obsequiamos con una opípara cena regada con gran cantidad de cerveza en el
Balawi. Lali se encuentra a gusto y eso es importante.
El día 11 tenemos libre. Algunos aprovechan para
realizar compras otros nos acercamos hasta el teleférico de Les Houches y la estación de tren que nos llevara al Nido
de Águilas, punto inicial de la subida a Gouter.
Comemos de sobras, visitamos a nuestra pierna rota
favorita, llamamos a casa y vamos a cenar a Chamonix, después de cenar a
descansar. Hoy la broma del día ha sido para Alberto B., que va con su camel
back a todos lados. Antonio N. le ha taponado el tubo del camel back con un
pequeño corcho. Alberto ha optado por colocarse la bolsa bajo el sobaco y
apretar esta cual gaitero. Cachondeito.
Antes de llegar al camping encontramos a Jaime R y
su hijo que se unen al grupo para la subida al Mont Blanc. Avisamos por tres
veces al grupo de la hora a la que saldrán las furgonetas hacia Les Houches, no
queremos que mañana se retrase nadie. A dormir
Dia 12 de Agosto, como todos los días alguno llegan
a las furgonetas con “culillo”. Partimos hacia Les Houches. A las 07,30 horas,
en la primera cabina subimos a la estación del tren cremallera. Cada 20´sale
uno en dirección al Nido de Águilas. Al llegar a la taquilla de la estación se
nos presenta el primer problema: en la taquilla no hay terminal para las
tarjetas bancarias. Pagamos cada uno el billete en efectivo. Al bajar del tren,
en silencio y por grupitos nos ponemos en camino hacia Gouter. La subida muy
cómoda hasta Tête Rouge. Hacemos un alto para comer y beber algo y ver el
itinerario de subida.
Atravesamos el temido canalón de “la pedrada
certera”. De los 16 patitos que somos ninguna ha recibido ningún perdigón.
Suerte.
A partir de aquí la pendiente gana grados y el
esfuerzo se nota. Dejamos atrás los 500 metros que separan ambos refugios. Al
llegar al refugio de Gouter, buena suerte nos alojan en la parte nueva que está recién inaugurada. Litera corrida, todo
el grupo en la litera de arriba, debajo se instala una familia numerosa que no
paran de hacer ruido. Adiós siesta.
Japón debe de estar vacío y las fábricas de crema
solar también. Hay “japos” por todos lados: en los pasillos, en el W.C., en las
escaleras, en el mirador, en el comedor o son muy parecidos o alguno de ellos
se mueve tanto que parece estar en dos sitios a la vez. Meñé y yo escogemos al
que más crema solar lleva en la cara
para hacernos una fotografía de recuerdo, Meñé le pasa el brazo por el hombro y
nos hacemos una foto de familia.
Tras contemplar la puesta de sol, cámara en ristre,
nos reunimos para cenar (sopa de pasta y verdura, arroz con pollo y queso o
flan). Después de cenar nos acostamos aun con la luz de día entrando por la
ventana. Frente a mí una ventana, bajo ella una litera llena de italianos y
japoneses. Por el camino que se ve desde la ventana no para de desfilar
personal, bajan desde la zona de acampada hasta el refugio a tomar algo al
W.C., cada pocos minutos alguno resbala por el helado sendero y se pega el
“telagazo”. Me lo paso bien. Enfrente un
italiano se sienta al borde de la litera, toma impulso salta y maravillas de la
gravedad se estampa la nariz contra la recién estrenada tarima del barracón. Ya
sabéis no hay nada más gracioso que la desgracia ajena. Cachondeito.
Lali, que es carpintero, está mirando al mirando lo
bien hecho que está el techo del refugio, una taimada bota le contempla desde
el estrecho estante y su compañera también, la traidora cae y le golpea salvo
sea la parte, entre juramentos la vuelve a colocar en su sitio pero, nada más
echarse, le cae la otra bota cae y casualidades de la vida le golpea en el
mismo cojón (que diría Cela). Juramentos por parte del afectado y silencio, se oye una suave risita.
Hacía mucho tiempo que deseaba subir al Mont Blanc.
Son las 02,00 horas del día 13 de Agosto, reunimos a todo el grupo en el
comedor. Roberto C. amenaza a un tierno infante que se quiere colar para
recoger el desayuno (té, tostadas, mantequilla y mermelada). Desayunamos en
medio de la agitación y el nerviosismo que produce en todos los grupos el
querer salir antes que los demás. Cogemos nuestros equipos, abandonamos el
refugio y subimos a la zona de acampada para encordarnos, las cordadas las
organizamos con anterioridad. Voy pensando en la arista de los Bosses, en la
cima, en ver amanecer desde ella. Una inmensa fila de luciérnagas se va
formando con un solo destino: el Mont Blanc. Al llegar al refugio de “lata” de Wallot,
el Doc Roberto va “tocado”, Lali no se encuentra cómodo progresando en cordada
y se desencuerda. Nos quedan 500 metros de desnivel positivo. Damaso y Nemesio
han salido antes para realizar la travesia del Mont Blanc completa. Meñé va
enfadado y Luis S también. Alberto B. tampoco va muy sobrado. Pero seguimos
ganando metros.
Adelantamos a personas que van muy tocadas, japos de
color “blanco vela”, se oyen jadeos, suspiros, vómitos… y se ve de todo.
CON ANTONIO Y ROBERTO C. EN LA CIMA DEL MONT BLANC
Pasamos la arista de Les Bosses y llegamos a la cima. Roberto C. se emociona
sobremanera y rompe a llorar recordando a sus hijos, fallecidos en accidente de
escalada, que este año cumplirían los 30.
CON MI AMIGO ANTONIO N. EN LA CIMA DEL MONT BLANC
Antonio también tiene recuerdos para
un compañero de oficio, Mariano D, que
estuvo aquí con él hace unos cuantos años y que falleció en un accidente de
esquí. Yo por mi parte estoy feliz de haber cumplido un objetivo que tenía
marcado hace años. Disparo mi cámara un montón de veces. Dios es bueno y nos ha
obsequiado con un maravilloso amanecer y ha colaborado para que todo el grupo,
con la excepción de Maria G, consiga hacer cima. Aunque de alguna manera ha
estado también arriba porque he subido con su piolet.
EL DESCENSO DE LES BOSSES
De bajada alguna bronca en las cordadas por la falta
de costumbre de progresar encordados. Nos reunimos todos en Wallot. Cristóbal
ha continuado descendiendo sin esperar al grupo.
Llegamos al Refugio de Gouter, Alberto comprueba que
le han robado el casco de escalada y un pantalón de trekking. Recogemos nuestro
equipo, comemos algo, pagamos la cuenta del grupo al guarda y comenzamos a
bajar.
En el descenso observamos como una roca se desprende
y golpea a una chica en el tobillo, Roberto la atiende, más tarde le evacua el
helicóptero. De nuevo atravesamos la “canal de la pedrada certera” sin novedad.
Desde Tète Rouge aceleremos el paso para llegar
cuanto antes al tren, al teleférico, a las furgonetas y al camping. Todo ha
terminado los buenos y malos momentos también.
En el camping ponemos a secar los equipos, mientras
comemos/merendamos una tormenta descarga agua con ganas, las tiendas inundadas,
los equipos mojados…ya nos da igual.
Visitamos a Maria y le contamos las peripecias del
día.
Cenamos todos juntos y regamos la cena con
abundantes cervecitas. Es bueno hidratarse lo dice el doctor. Tras la cena los
“mayores” nos retiramos a dormir y los más jóvenes se van de marcha hasta las 3
de la mañana este grupete de vuelta al camping deciden acercarse hasta el
hospital para tirar unas flores, que han “recogido” por el camino, a la ventana
de Maria. Tan solo unas pocas llegan al objetivo pero el suelo a quedado regado
de pétalos.
Al llegar al camping quieren darle la vuelta al
techo de la tienda de Meñé pero como el “ciego” que llevan no les deja abandonan el intento ante las
amenazas del inquilino. Dámaso se acuesta vestido solo le dio tiempo a quitarse
los calcetines.
Dia 14 de Agosto, desayunamos y seguidamente
iniciamos la recogida de las tiendas. Subo a despedirme de Maria G., como no es
hora de visita una enfermera con cara de “violadora de camioneros” trata de
impedirme la entrada. Con un “uan momen plis” y una sonrisa soluciono el
asunto. Me despido en nombre del grupo. La vida es dura.
Salimos de Chamonix, hemos decidido conducir de
tirón hasta Jaca. Nos acercamos hasta Sette
para bañarnos en el mar, como el baño nos relaja bastante nos acercamos
a la ciudad a cenar algo. Después de cenar a la furgonetas y reanudamos el
camino.
Perdemos de vista
a la furgoneta “vieja” en varias ocasiones, se han olvidado de repostar
y como es de madrugada no encontramos gasolineras abiertas. Aplicando el
extraño “método Cristóbal” de reducción de combustible llegamos a Candanchú
donde dejamos a Roberto C. Llegamos a Jaca a las 05,30 horas aproximadamente.
La gente sale a esa hora de la discoteca. Nosotros estamos cansados. Nos
despedimos.
Llego a mi casa y respiro tranquilo.
¡¡ Que dura es la montaña!!
Zermatt- Chamonix
del 2 al 15 de Agosto de 1997
PD.: En 2001 Antonio Nalda y yo volvimos con un nuevo grupo a Chamonix pero eso ya es otra historia...totalmente diferente
PD.: En 2001 Antonio Nalda y yo volvimos con un nuevo grupo a Chamonix pero eso ya es otra historia...totalmente diferente